Un proyecto de CESCOS
La sociedad americana vive un particular proceso de polarización. A su vez, Republicanos y Demócratas atraviesan profundas divisiones dentro de cada partido. Como menciona en el presente número Agustín Pizzichilo en “Un país dividido en dos”, la creciente distancia entre ambas fuerzas político-electorales se repite dentro de cada partido. Así, la división dentro de los Republicanos es entre el ala “trumpista” y el ala conservadora o más tradicional. La división dentro de los Demócratas es entre un ala radical cada vez más fuerte, popular y extremista y, por el otro lado, el ala moderada representada por el presidente Joe Biden. Un problema adicional es que la presencia de una creciente desconfianza entre los propios miembros de cada partido repercute en una paulatina incapacidad de los moderados dentro de cada fuerza de intentar tender puentes con los moderados del otro. Esto es más evidente y problemático en los Demócratas y, particularmente, en el propio Joe Biden, ya que este partido se encuentra en el poder (y por ende sus miembros debiesen tener una mayor responsabilidad en el intento de representar al todo y no solo a una parte) y, más aún, el presidente Biden tiene una larga trayectoria intentando en el Senado (entre 1973 y 2008) y en la Casa Blanca (entre 2009 y 2017) hacer primar la moderación por sobre cualquier tipo de exabruptos. En este sentido, Biden se encuentra en un laberinto y sus socios radicales y adversarios republicanos lo saben muy bien.