#SharpPower

Por Ludmila Flavia Gonzalez Cerulli
Periodista especializada en Relaciones Internacionales,
Fellow de CESCOS

 

Tras un lustro desde que la National Endowment for Democracy (NED) introdujo el término ‘sharp power’ en la esfera pública a nivel global, en este working paper explicamos sus implicancias y por qué es necesario utilizar este concepto en lugar de ‘soft power’ cuando nos referimos a la proyección de poder de regímenes autoritarios en democracias jóvenes. Este documento contribuye a revelar el aparato de injerencia de China y Rusia en aquella región que se denomina “América Latina” a través de distintos ámbitos que les permiten construir una imagen internacional capaz de moldear la percepción que se tiene de ellos en los países de su órbita de interés geopolítico.

 

Introducción

 

En la era de la Posguerra Fría, el campo de las relaciones internacionales comenzó a examinar con mayor profundidad las acciones que corresponden al ‘soft power’ que conceptualizó Joseph Nye a inicios de la década del 90’. Sin embargo, ya entrado el siglo XXI, hubo dos puntos de quiebre que los analistas y observadores de las principales democracias pasaron por alto o, tal vez en su momento, no supieron detectarlos para anticiparse a su impacto.

El primero fue en octubre de 2007 cuando el entonces presidente chino Hu Jintao dio a conocer su informe al 17º Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCC) y anunció que impulsaría las inversiones del país a un nivel más alto y más allá de su vecindad —lo que conocíamos como «soft power» (Nye, 2017)—.

De allí en adelante, China destinó decenas de miles de millones de dólares con el propósito de moldear la opinión pública y las percepciones que el mundo tenía de ella mediante una serie de herramientas que respondían a esta estrategia de posicionamiento. Entre las principales: el people to people diplomacy (intercambios persona a persona), actividades culturales de gran escala, programas educativos y becas, y el desarrollo de empresas de medios de alcance global.

La segunda bandera roja ocurrió en el mismo período y por parte de Rusia. Debido a que el Kremlin dispone de menores recursos financieros y humanos que China, además de mayores relaciones históricas complejas con otros países, se vio obligado a adoptar una estrategia distinta.

En 2005, el Kremlin lanzó la red de televisión global, website y redes sociales Russia Today (actualmente “RT”) con contenido digital disponible en inglés, español, francés, árabe, alemán y ruso. Por otro lado, también se creó el medio nativo digital Sputnik que, aunque fue lanzado en noviembre de 2014, surgió de la fusión de la agencia de información estatal internacional RIA Novosti y la radio Voz de Rusia, que cesó su actividad en 2013. Sputnik administra transmisiones de radio, sitios web y canales de redes sociales en más de 30 idiomas. Gracias al impulso de las redes sociales, estas plataformas se encuentran entre los 15 dominios más compartidos para publicaciones en español sobre Rusia y temas relacionados.

De este modo, Rusia constituyó una red de actividades de influencia online y offline diseñada para construir a partir de narrativas afines a sus objetivos de política exterior una imagen internacional acorde a su beneficio.

Estas iniciativas impulsadas por China y Rusia fueron consideradas por los analistas principalmente como proyectos de vanidad autocrática. Esto hizo que desestimaran la tarea de continuar con el monitoreo de su evolución.

Sin embargo, en menor o mayor medida, ambos gobiernos se han enfocado en narrar su propia historia con un “storytelling” atractivo y capaz de llamar la atención a distintas audiencias dispersas por todos los continentes.

 

No, ‘soft power’ no es sinónimo de ‘sharp power

 

En contraposición a la mayor parte de los estudios realizados sobre este tema, desde el 2016 se ha inaugurado una nueva línea de investigación que permite observar el intento de Beijing y Moscú de ejercer influencia a través de los medios de comunicación, la cultura, los think tanks y la academia ya no como un esfuerzo por “ganar corazones y mentes” —el marco común de referencia para las acciones de soft power—, sino como una lógica de estrategia de posicionamiento que perfora las zonas de su interés.

Ante la necesidad de un vocabulario específico de referencia para este fenómeno, hace 5 años la National Endowment for Democracy introdujo el concepto de ‘sharp power’ como un nuevo marco para comprender y responder a este desafío. Esto se dio a raíz de un trabajo de campo cruzado sobre la injerencia de China y Rusia en Europa del Este y América Latina, el cual se llevó a cabo colaborativamente con distintos think tanks e investigadores radicados en los países que se estudiaron (Argentina, Perú y Polonia).

En el informe que publicó la NED en diciembre de 2017 se postuló que aquello entendido tradicionalmente como ‘soft power’ autoritario se clasifica mejor como ‘sharp power’ (‘poder incisivo’ en español), porque la forma en que se actúa es perforando los entornos políticos y de información en los países objetivo. Más allá de las diferencias en el know-how y el tono de las narrativas china y rusa, ambas representan a un modelo ideológico que da privilegios al poder estatal por encima de las libertades individuales, de expresión, de prensa y de pensamiento.

China y Rusia son regímenes autoritarios que reprimen sistemáticamente el pluralismo político y la libertad de expresión puertas adentro y, a su vez, buscan expandir principios similares a nivel internacional para asegurar sus intereses geopolíticos. Por esta razón es que no es preciso referirnos a su comportamiento como iniciativas de atracción ni de persuasión (soft power), y sí lo es denominarlo ‘sharp power.

La brecha entre los países que mejoran la calidad de sus derechos políticos y libertades civiles y aquellos que la empeoran es cada vez menor. De hecho, según el informe de Freedom House en su 50º edición, en 2022 se registró el margen más estrecho entre estos dos estatus a lo largo de 17 años de deterioro de las instituciones democráticas a nivel global.

En este contexto, es importante observar metódicamente el fenómeno del sharp power para comprenderlo y, así, dar cuenta de ello a las democracias más jóvenes —que son las más expuestas a dichas técnicas de influencia y posicionamiento que han implementado sistemáticamente China y Rusia en las últimas décadas—.

Desde que se acuñó el término ‘sharp power’, varios académicos han utilizado el concepto para analizar las estrategias de posicionamiento de Estados como China (Cole, 2018; Jieh-min, 2020; Martínez Cristobal, 2021), Polonia (Skoneczny y Cacko, 2021) y Emiratos Árabes Unidos (Boubtane, 2021), tanto en cuestiones domésticas como en sus zonas de interés geopolítico. La mayor parte de la literatura alude a estudios de caso de la proyección de poder de China, pero también aplica a Rusia (Cerulli y Rhodes, 2022).

Otra prueba de la expansión y aplicabilidad del término es el portal de recursos creado por el International Forum de NED en 2022, el cual ofrece una base de datos abierta de más de 1000 recursos en cinco idiomas con casos concretos de actividades de este tipo de influencia ejercida por Estados o actores liderados por gobiernos de China, Rusia, Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos.

 

Sobre cómo China y Rusia “perforan” América Latina

 

En esta sección se acercan las principales claves para dimensionar el alcance de la injerencia de China y Rusia en la región.

  • People to people diplomacy y su potencialidad: se ha convertido en el instrumento con mayor efectividad para moldear la percepción de referentes de distintos ámbitos y ganar adeptos a las narrativas de estos regímenes autoritarios. Generalmente esta iniciativa se ejecuta mediante dos tipos de acciones: la cooperación entre instituciones y los intercambios entre personas influyentes en las comunidades locales de la región tales como periodistas, académicos, funcionarios públicos, empresarios, emprendedores, jóvenes líderes y hasta estudiantes. Aquí, China se destaca por la generosidad de sus propuestas con viajes cubiertos en su totalidad, las cálidas bienvenidas y los recorridos que coordina como anfitrión de sus invitados especiales que al regresar actuarán de caja de resonancia del mensaje que el PCCh pretende instalar en las localidades latinoamericanas aliadas.
  • Narrativas rivalizantes para contrarrestar la hegemonía de Occidente: tanto el PCCh como el Kremlin construyen narrativas que buscan transmitir un discurso capaz de señalar como enemigo a Occidente y así responsabilizarlo de la imagen negativa que se tiene sobre China y Rusia en distintos lugares del mundo.
  • Exaltación de las propias comunidades en el extranjero: se ha dejado entrever en los últimos años una ampliación de la definición de quién es «ruso» (la diáspora rusa) o «chino» (los llamativos barrios chinos) con la finalidad de atraer a las poblaciones relevantes a su esfera de influencia.
  • Medios de comunicación y su alcance a comunidades locales: por un lado se ha avanzado en acuerdos de amplia cobertura en prensa gráfica, radio, televisión y cine, así como una cooperación activa para promover intercambios, capacitaciones y trabajo periodístico conjunto. China tiene a la China Global Television Network y a la agencia de noticias Xinhua, mientras que Rusia tiene a RT y a Sputnik. En ambas instancias se trata de medios bajo la órbita estatal que generan contenido a medida para las audiencias extranjeras en la región. A esto se suma la presencia de artículos de opinión de voces oficiales de alguno de estos regímenes en medios latinoamericanos que hacen, de vez en cuando, de partners a cambio de pauta u otros beneficios para su negocio. No obstante, esta práctica se ha desacelerado con motivo de la profunda crisis que afrontan los medios a nivel global y que les exige ser mucho más cuidadosos a la hora de publicar contenidos. Actualmente, hay mayor consciencia por parte de la industria para preservar la audiencia y sus preferencias.
  • Oferta educativa: abarca programas del ámbito académico universitario, tanto de grado como de posgrado, cursos de idioma, cursos cortos, capacitaciones, proyectos de investigación con infinidad de posibilidades de financiamiento, siendo la oferta china por sobre la rusa la más completa en su cobertura de costos. Para el PCCh resulta fundamental para dicha labor las sedes de la red del Instituto Confucio en la región junto con las instancias de diálogo del Foro China-CELAC (cuya primera sesión fue en 2015). En el caso del Kremlin, son piezas estratégicas en este tablero la Fundación Russkiy Mir (Fundación Mundo Ruso, creada en 2007) y la agencia Rossotrudnichestvo (Agencia Federal para Asuntos de la Comunidad de Estados Independientes, Compatriotas que Viven en el Extranjero y Cooperación Humanitaria Internacional, fundada en 2008).

Todos los aspectos mencionados permitieron a los gobiernos de China y Rusia establecer los cimientos para que, en los países latinoamericanos con los cuales han tejido relaciones de esta índole, se configure la institucionalización de la cooperación transversal a múltiples ámbitos en la región.

 

 

Conclusiones

 

El vocabulario utilizado desde fines de la Guerra Fría para hablar de la influencia que ejercen los Estados autoritarios en sus zonas de interés ya se ha demostrado que es insuficiente para abordar la situación contemporánea (NED, 2017).

Por este motivo y, en primer lugar, es importante seguir de cerca este fenómeno y continuar con el estudio de su impacto. Para ello se recomienda el horizonte que ha propuesto la NED al cabo de cinco años de la publicación de su informe “Sharp Power: Rising Authoritarian Influence”, que identifica algunos temas emergentes dentro de cuatro ámbitos cruciales vinculados con la vitalidad de los sistemas democráticos:

  1. Desafíos a la libertad de expresión y la integridad de los medios y el espacio informativo.
  2. Amenazas a la investigación intelectual.
  3. Controversia sobre los principios que rigen la tecnología.
  4. Aprovechamiento de fondos públicos para fines políticos y, a menudo, potencialmente dañino.

En segunda instancia, es de suma relevancia el papel que podamos asumir los medios, las universidades y otras organizaciones de la sociedad civil en profundizar el conocimiento sobre este tema a partir de diferentes niveles de comunicación y formatos segmentados en función de cada audiencia. Esto conlleva el proceso de  reconceptualizar el ‘soft power‘ ya instalado con el propósito de concientizar y brindar herramientas prácticas para que los ciudadanos de la región puedan reconocer cuándo se trata de ‘sharp power’.

Este working paper pretende convocar a los periodistas, los analistas de think tanks y líderes de toma de decisión de los tres niveles gubernamentales para reconocer los esfuerzos de la influencia autoritaria de China y de Rusia en América Latina e incluirlo en la agenda de contenidos con un tratamiento más profundo, más didáctico y menos inocente sobre el tema.

Invitamos a tomar consciencia de su naturaleza, la cual replica instrumentos corrosivos y subversivos de ‘sharp power que atentan contra la integridad de los objetivos y valores democráticos en las sociedades.

 

 

 

 

 

Referencias

  • Jieh-min, Wu. 2020. “More than sharp power”. En Chinese influence operations in Taiwan, Hong Kong and beyond, editado por Fong, Brian C. H., Jieh-min, Wu y Nathan, Andrew J. Londres: Routledge.
  • Martínez Cristobal, Daniel. 2021. “The current perspective on sharp power China and Russia in the era of (dis)information”. Revista electrónica de estudios internacionales (REEI) 42. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8202335
  • NED (2017).“Sharp Power: Rising Authoritarian Influence”. Disponible en: https://www.ned.org/sharp-power-rising-authoritarian-influence-forum-report/
  • Nye, Joseph (2017). “Soft power: the origins and political progress of a concept”. Palgrave communications 3(1): 1-3.

 

 

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Ludmila Flavia Gonzalez Cerulli es periodista especializada en Relaciones Internacionales. Tiene una Maestría en Estudios Internacionales (UCEMA), una Licenciatura en Periodismo (USAL) y es maestranda en esta disciplina en el programa conjunto de UdeSA/Grupo Clarín. Coordina el departamento de Desarrollo Institucional del Belgrano Day School y escribe para la revista ItaliaArgentina del Consulado de Italia en Buenos Aires. Es researcher de la Universidad del CEMA. Anteriormente, se desempeñó en el equipo de Comunicación y Prensa de Chequeado (2021-2022), estuvo a cargo de la comunicación institucional de la Universidad del Salvador (2017-2021) y formó parte de la investigación de CADAL con el apoyo de la NED sobre el soft power de China y Rusia en América Latina y la Argentina que dio origen al informe con el cual se introdujo el término ‘sharp power’ (2016-2018).