El pasado jueves 18 de abril, CESCOS, realizó una conferencia en conjunto con la Fundación Friedrich Naumann, en la Universidad Católica del Uruguay, titulada “El estado de la teoría democrática y los desafíos de occidente”. Este evento contó con una apertura a cargo del Dr. Hans-Dieter Holtzmann, Director de Proyecto de la Fundación Naumann Friedrich, y la presentación del Dr. Alexander Görlach, Senior Fellow del Carnegie Council for Ethics in International Affairs y profesor visitante en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Nueva York.

El Dr. Görlach examinó el futuro de la democracia, resaltando su naturaleza ambivalente como una combinación de bendiciones y maldiciones. Por un lado, reconoció la amplia conciencia sobre la importancia de la democracia, considerándolo una “bendición”. Sin embargo, también señaló que esta conciencia puede volverse contraproducente debido a la falta de claridad en ciertos aspectos, generando tensiones e incertidumbres sobre el destino de la democracia.

Para abarcar la incógnita del futuro del régimen democrático, el Profesor Görlach se centró en explicar dos grandes razones del declive, siendo estos clasificados por factores externos e internos. Primero tenemos a los externos que refieren a fenómenos e influencias internacionales. Esto lo ejemplifica con el ascenso de Rusia y China y su discurso antidemocrático, los cuales usando argumentos basados en errores y desigualdades, así como referencias al pasado imperialista de las potencias occidentales, difunden un mensaje antidemocrático y liberal, que representa un desafío significativo para la democracia.

Por otro lado, los factores internos exponen la creciente inconformidad que hay en la interna de los países. A pesar de que en los últimos 30 años ha habido un aumento del PIB en todos los países del globo, no se ha traducido en mejoras significativas en los ingresos familiares. Esta disparidad ha provocado indignación y un malestar general que ha influido determinantemente en los ascensos de líderes populistas y autoritarios, que logran canalizar esta ira y que terminan por erosionar la democracia.

De este modo, tanto los factores internos como externos se entrelazan, generando un escenario complejo para la democracia. Esta situación se ve exacerbada por el discurso crítico de potencias emergentes y viejas, como China y Rusia, que utilizan el legado colonial para denunciar la naturaleza imperialista de las potencias antiguas y destacar las deficiencias de las democracias occidentales, como la de Estados Unidos.

Incluso se refirió a la crítica existente del proyecto de emancipación universal, basado en el contrato racional de Kant, que se centra en la inclusión de todos. Pero que se argumenta en su contra por la histórica exclusión de minorías, comprometiendo al proyecto emancipatorio.

Aun así, aunque el proyecto emancipatorio democrático se desestime, persiste en el mundo. Si bien a nivel global las democracias han experimentado retrocesos, los valores democráticos continúan siendo fundamentales y se perciben como el camino correcto a seguir. Aquellos países que presentan una vía alternativa y opositora a esto, como lo ejemplifica China, son percibidos como distopías a las que no se aspira a alcanzar.

 


 

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