El viernes 24 de mayo, CESCOS organizó un evento en colaboración con la Universidad del CEMA y la Federación Americana para los Niños, enfocado en el tema de la educación, específicamente en el concepto de «charter schools». El evento, titulado «Educación en Libertad», contó con la participación de tres distinguidos disertantes provenientes de diferentes países: Valeria Gurr, Senior Fellow de la Federación Americana para los Niños; Edgardo Zablotsky, rector de la Universidad del CEMA; y Richard Hobbins, presidente de CESCOS.

Valeria Gurr fue la primera en tomar la palabra y compartió la experiencia de Estados Unidos en relación al «school choice» o «opciones escolares», destacando su país como líder en temas de educación. Actualmente, el sistema educativo en Estados Unidos asigna a los estudiantes a las escuelas según el código postal de su residencia. Esto significa que solo las familias adineradas pueden permitirse pagar por escuelas privadas, mudarse a vecindarios con mejores escuelas o educar en casa. En contraste, las familias de bajos recursos son las más afectadas, ya que no tienen acceso a estas opciones. En palabras de Valeria Gurr, “las únicas personas que se oponen a las opciones escolares son las que ya tienen opciones escolares”.

Valeria Gurr también explicó las ventajas de los programas de opciones escolares, señalando que estos crean escuelas mucho más diversas desde el punto de vista económico y racial, aumentan la satisfacción y seguridad de los padres, ahorran dinero a los contribuyentes, e introducen competencia que impulsa a las escuelas públicas a mejorar. Además, dedicó parte de su presentación a describir los diferentes tipos de programas disponibles en Estados Unidos, incluyendo becas de crédito tributario, cuentas de ahorro para la educación, vales educativos y microescuelas. Gurr enfatizó la importancia de conocer cada uno de estos programas para determinar cuál es el más adecuado para cada país, ya que lo que funciona en un lugar puede no ser la mejor opción en otro.

Edgardo Zablotsky comenzó su presentación exponiendo la realidad educativa en Argentina, un país donde los estudiantes frecuentemente no asisten a clases debido a la gran cantidad de paros docentes que se convocan anualmente. Para ilustrar la magnitud del problema, mencionó el caso de la provincia de Santa Cruz en 2017, donde hubo más de 100 días consecutivos de paros docentes. Zablotsky subrayó que, literalmente, «los chicos no van al colegio».

Zablotsky argumentó que lo primero que se necesita en Argentina es una ley que declare la educación como un servicio esencial, con el objetivo de regular el derecho de huelga en este sector. Sin embargo, varios intentos en este sentido han fracasado debido al poder de los sindicatos. Por esta razón, Zablotsky considera que la única solución viable es «generar grupos de interés que puedan oponerse al sindicato docente, y esos son los padres». Explicó que durante la pandemia, las clases presenciales se reanudaron gracias a la presión de grupos de madres organizadas. No obstante, para que los padres puedan actuar efectivamente, deben estar incentivados, y el principal incentivo es darse cuenta de lo mal que están las escuelas. Es crucial que los padres estén informados sobre las deficiencias del sistema educativo y se movilicen para exigir mejoras, utilizando su influencia como un contrapeso al poder sindical.

Por último, Richard Hobbins habló sobre el caso de Uruguay, donde aún no existen escuelas charter en el sistema educativo, pero sí hay centros CAIF, que funcionan como vouchers para niños hasta los 3 años, ubicados en los barrios más vulnerables. Según Hobbins, “la opinión pública sobre los centros CAIF es excelente; no hay nadie en Uruguay que diga que están mal”. Sin embargo, pocos saben que estos centros funcionan de manera similar a una escuela charter, ya que el gobierno le paga un cheque a la ONG por cada niño que atienden.

Hobbins explicó que este es un tema crucial e internacional, que se está implementando bajo distintos nombres y formatos en muchos países del mundo. Destacó la importancia de adaptar estos modelos a la realidad de cada país. “En Uruguay sería muy fácil, porque ya está la parte legal de los CAIF, extender el mismo modelo a la educación primaria e incluso a la educación secundaria”, afirmó. Hobbins subrayó que la implementación de un modelo similar al de los CAIF en los niveles de educación primaria y secundaria podría mejorar significativamente el sistema educativo uruguayo, proporcionando mayor flexibilidad y oportunidades a los estudiantes.

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