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Nicolás Saldías, analista de América latina en el Economist Intelligence Unit (EIU) y Senior Fellow de CESCOS, explica para DNews de DirecTV la crisis política en Perú.

Perú ha vivido unos turbulentos meses tras lo que fue un intento de golpe de Estado fallido, la condena de su ahora ex Presidente Pedro Castillo y la instalación de un gobierno interino con Dina Boluarte a la cabeza. Ello disparó una serie de protestas a lo largo de todo el país, las cuales se reiniciaron estos días exigiendo la renuncia de la nueva Presidente así como la convocatoria a elecciones generales y una Asamblea Constituyente.

La crisis política en Perú puede atribuirse a altos niveles de pobreza y desigualdad, que además se acentuaron con la pandemia, de la mano de una fragilidad institucional caracterizada por breves periodos de gobierno, múltiples casos de corrupción y numerosos juicios políticos. Según Nicolás Saldías se trata de una crisis estructural con “causas múltiples y que viene de muchos años”. El inicio de la misma podría remontarse a 2016, con la renuncia del Presidente Pedro Kuczynski quien se vio involucrado en casos de corrupción. Estos no cesaron con la llegada de los siguientes Presidentes, pues Martín Vizcarra, quien le siguió, fue incluso suspendido tras intentar disolver el Parlamento de mayoría opositora y luego destituido bajo la justificación de “incapacidad moral”. A continuación, el mandato de Manuel Merino duró 5 días tras renunciar al cargo dada la falta de apoyo político así como popular, este último traduciéndose en masivas protestas que fueron reprimidas con un uso excesivo de violencia estatal.

En este contexto de desafección por los partidos tradicionales e inestabilidad política es que el campesino Pedro Castillo llega al poder. Con él, no obstante, no finalizaron los problemas políticos, pues su administración se caracterizó por el nombramiento de varios gabinetes dadas las varias renuncias y destituciones, la pérdida de apoyo parlamentario, y alegaciones de corrupción o vínculos con el crimen organizado. Los intentos de la oposición para destituirlo finalmente se concretan el 7 de diciembre, pero ello sólo empujó a Castillo a dar un golpe de Estado. No obstante, no recibió el apoyo que esperaba y fue llevado a prisión, siendo reemplazado por un gobierno temporario que Dina Boluarte pasó a encabezar. Ello desató varias protestas, principalmente en el sur donde Castillo mantiene una base de apoyo y donde Boluarte debió de decretar estado de emergencia, pero las mismas se extendieron a todo el país y ya llevan un mes. Hace una semana, los manifestantes volvieron a salir a las calles, bloquearon las carreteras en 6 regiones e impulsaron una escalada de violencia que dejó 9 fallecidos.

Para Saldías, si bien las propias acciones de Castillo que lo llevaron a ese final, la crisis política en Perú va más allá. Consta de “un problema muy profundo, que habla de una sociedad muy dividida”. De la mano con ello, si bien históricamente no suele suceder que la economía peruana se vea afectada por la política del país, el analista entiende que ese no será el caso esta vez y que Perú no experimentará gran crecimiento económico este próximo año y advierte la probabilidad de que la pobreza pueda aumentar. A la presente inestabilidad institucional y estancamiento económico se le suma la cuestión ideológica, pues muchos países de la región ni siquiera reconocen el reciente intento de golpe de Estado de Castillo como tal, por lo que “sí ni podemos acordar de eso, la región tiene un gran problema sobre la democracia el próximo año”. Más simplificado, para Saldías “la democracia ahora es muy politizada”.

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