«Fake news», «bulos», «desinformación». Son palabras que leemos y escuchamos casi a diario en los medios de comunicación. Por lo general, las usamos como sinónimos para referirnos a contenidos falsos creados y difundidos con la intención de engañar a otra persona. Sin embargo, aunque todos estos términos apuntan a lo mismo, lo cierto es que existen distintos tipos de desinformación, según la forma en que se presenta, se construye o circula ese contenido engañoso. Conocer esas diferencias es clave para entender cómo operan las noticias falsas en la actualidad.

Empecemos por el contenido fabricado, que se refiere a aquella información completamente inventada, creada para parecer real y con la intención deliberada de engañar y perjudicar. Se trata de contenidos sin ningún sustento en hechos reales. Un ejemplo claro ocurrió en enero de 2019, cuando en algunas ciudades de Estados Unidos se distribuyeron copias físicas falsas del diario The Washington Post, con una portada que llevaba el titular “Unpresidented”, anunciando que Donald Trump, entonces presidente, había renunciado y abandonado la Casa Blanca. Este caso ilustra perfectamente el contenido fabricado: una noticia completamente falsa, diseñada para imitar al medio original en su estética y estilo, logrando que muchas personas creyeran, al menos por un momento, que la historia era real.

 

 

También existe la conexión falsa, que ocurre cuando se utiliza un título, imagen o video impactante que no guarda relación, o guarda muy poca, con el contenido que lo acompaña. Este tipo de desinformación es muy común en portales sensacionalistas y redes sociales, y tiene como objetivo principal atraer clics. Es lo que se conoce como clickbait: titulares exagerados o engañosos diseñados para captar la atención del usuario y generar ingresos por visitas, aunque el contenido real sea irrelevante o totalmente distinto a lo que promete.

Otro tipo es el contenido manipulado, que consiste en modificar material auténtico —como imágenes, videos o documentos— para cambiar su significado o presentarlo de manera engañosa. El objetivo es construir una narrativa falsa aprovechándose de la credibilidad del contenido original. Un ejemplo conocido fue la difusión de una imagen retocada en la que aparecía el presidente ruso Vladímir Putin sujetando por la corbata a Barack Obama. Aunque la imagen fue editada digitalmente, se viralizó en redes sociales y alimentó teorías que sugerían una supuesta sumisión del mandatario estadounidense frente a Rusia.

Foto de la izquierda, es la foto oficial de la conversación publicada por The Guardian (https://www.theguardian.com/artanddesign/2019/feb/28/pete-souzas-best-shot-obama-putin-trump-adversary). Foto de la derecha es la foto manipulada, publicada en Snopes (https://www.snopes.com/fact-check/putin-obama-tie-pull/)

 

El contenido engañoso es particularmente difícil de detectar porque mezcla información falsa o distorsionada con hechos reales. Se presenta de manera confusa o inexacta, dentro de noticias aparentemente legítimas. Para identificar este tipo de desinformación, muchas veces se requiere un conocimiento específico del tema, ya que los errores o manipulaciones pueden pasar desapercibidos. Un ejemplo habitual es el uso selectivo de datos estadísticos para respaldar una conclusión dudosa o errónea.

El contexto falso implica tomar contenido verdadero —una imagen, un video o una declaración, y compartirlo fuera de su marco original, generando así una interpretación equivocada. Por ejemplo, cuando se difunde una foto de una manifestación ocurrida hace años, presentándola como si fuera actual, se crea una impresión distorsionada de la realidad. Este tipo de desinformación es eficaz porque parte de hechos reales, pero su reubicación temporal o espacial cambia completamente su sentido.

Finalmente, el contenido impostor se basa en la suplantación de identidad de fuentes confiables. Aquí se falsifican nombres, logotipos o estilos de medios reconocidos, instituciones o figuras públicas, con el fin de difundir información falsa bajo una apariencia legítima. Estos contenidos buscan aprovechar la reputación y la confianza que generan ciertas marcas o medios para aumentar su credibilidad y viralidad. Un ejemplo frecuente son los sitios que imitan el diseño de portales de noticias como ABC News, pero que en realidad publican información inventada.

 

Foto sacada de Austin Community College (https://researchguides.austincc.edu/fakenews)

 

La desinformación es un fenómeno mucho más sofisticado y diverso de lo que parece a simple vista. No se trata solo de inventar noticias falsas, sino de manipular, distorsionar y engañar mediante diferentes formatos y estrategias. Conocer los distintos tipos de fake news es un paso clave para desarrollar una mirada crítica frente a la información que consumimos y compartimos.

 

 


 

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