La política de Rumania vivió un terremoto sin precedente tras la anulación de las elecciones presidenciales en diciembre de 2024, la primera vez que un país de la Unión Europea utiliza la desinformación como justificación para la cancelación de sus elecciones. Luego de seis meses de inestabilidad política y tensiones elevadas, se celebraron nuevamente las elecciones presidenciales en mayo de 2025 y parece que este proceso nublado por la desinformación ha llegado a su fin.

La desinformación no es un fenómeno novedoso, mucho menos su interferencia en procesos electorales. El avance exponencial de las tecnologías ha afectado la forma en la cuál se ejerce la democracia de maneras que aún se están comprendiendo hoy en día. Mientras que ha traído muchos beneficios, como sería la ampliación de la participación ciudadana y el acceso a información para tomar decisiones informadas; hay una contracara y las mismas herramientas han llevado a la creación de nuevos desafíos, como lo son la desinformación en todas sus facetas y la manipulación electoral.

La rápida propagación de información falsa a través de redes sociales puede afectar negativamente la confianza de la población en las instituciones democráticas y, en vez de ayudar a los ciudadanos a tomar decisiones informadas, dificultar el proceso (Astobiza, 2024). La situación socioeconómica en Rumania – marcada por la frustración con la economía y los bajos salarios, la corrupción generalizada, el estancamiento político y la baja confianza en las instituciones democráticas – convertían al país en un terreno fértil para desplegar tácticas de desinformación y promocionar discursos políticos extremistas (Pousadela, 2025).

El 6 de diciembre de 2024 la política rumana recibió un golpe inesperado. Las elecciones parecían estar siguiendo su ritmo normal, luego de largas campañas electorales la población rumana acudió a votar en la primera ronda electoral el 24 de noviembre de 2024. Para la sorpresa del sistema político, en primer lugar quedó el candidato Calin Georgescu con 23% de los votos. Al no conseguir la mayoría absoluta (50%+1), procedería a una segunda vuelta contra Elena Lasconi, segunda candidata más votada con 19% de los votos.

La segunda vuelta estaba programada para el 8 de diciembre pero, a menos de 48 horas de tomar lugar, el Tribunal Constitucional de Rumania anunció la anulación de la primera ronda de elecciones debido a la sospecha de injerencia rusa (Rainsford, 2025). Esta decisión fue justificada con la desclasificación de documentos de inteligencia que sugerían una campaña masiva de desinformación en redes sociales con el uso ilegal de tecnologías digitales, como la inteligencia artificial, promovida por Rusia para con el objetivo de dar un ‘trato preferencial’ a uno de los candidatos (Caraballo, 2024). Aunque el fallo del Tribunal Constitucional no mencionó directamente a uno de los candidatos, se comprendió que se referían al candidato ultraderechista pro-putin, Calin Georgescu.

Dicha campaña de desinformación tomó lugar principalmente a través de TikTok, y se vio acompañada por miles de ciberataques y otros sabotajes de acuerdo a la inteligencia rumana (Kirby & Barbu, 2025a). De acuerdo a documentos revelados, en torno a la primera ronda electoral, Rumania vio más de 85.000 de ciberataques que impidieron el funcionamiento adecuado de la infraestructura de comunicaciones que apoyó el proceso electoral. Los servicios de inteligencia rumana sospechaban que estos ataques fueron realizados por un Estado debido a su alta organización y direccionamiento a atacar infraestructura crítica (The Conversation, 2024). A pesar de estás acusaciones, el gobierno rumano no ha publicado evidencia concreta de la supuesta injerencia rusa. Moscú negó cualquier tipo de interferencia en las elecciones, el secretario de prensa Dmitry Peskov desacreditó dichas acusaciones (Rainsford & Gozzi, 2025).

En los meses previos a las elecciones Calin Georgescu era prácticamente desconocido, con las encuestas preliminares posicionándolo con apenas 3-5% de los votos. A pesar de la ley rumana que exige que todos los gastos referentes a campañas electorales sean declarados Georgescu declaró oficialmente que su campaña electoral tuvo cero gastos. En cambio su campaña se realizó a través de las redes sociales, principalmente Tik Tok (The Conversation, 2024).

Su plataforma electoral estaba fuertemente influenciada por una mentalidad pro-rusa, admirando a Vladimir Putin, una narrativa anti-ucraniana y la desacreditación a la OTAN. Su ideología se alimentaba del miedo de muchos rumanos, viviendo tan cerca de la frontera con Ucrania. La mayoría de su contenido popular en TikTok, que se viralizó días antes de la elección, explotaba dicho miedo de tener que luchar en el frente en Ucrania sin evidencias de que el gobierno fuera a tomar una medida de este tipo. Parte de su propuesta incluía la promesa de terminar la ayuda militar rumana hacia Ucrania y falsas afirmaciones sobre los refugiados ucranianos en Rumania (Rainsford, 2025). Tácticas de desinformación cómo estás, fomentando una narrativa anti-ucraniana y pro-rusa, fueron, de acuerdo con las autoridades rumanas, ‘idénticas’ a aquellas utilizadas por Rusia en Ucrania y en el comienzo del conflicto armado.

El algoritmo de Tik Tok se abusó de varias formas para promocionar la campaña de Georgescu. Por un lado, las autoridades rumanas encontraron evidencia que se contrataron a cientos de influencers de la plataforma para que subieran contenido sutilmente promocionando a Calin Georgescu como candidato presidencial sin mencionarlo directamente y, en muchos de los casos, sin identificar el contenido como pago y promocional (Ings, 2025). Esto causó que se movieran los videos de forma más amplia que el de otros candidatos presidenciales, que correctamente etiquetaban su contenido como parte de su campaña electoral y esto causaba menor visibilidad en la red social. Una manifestación de esta estrategia fue el hashtag “stability and integrity” que se viralizó poco tiempo antes de las elecciones. Múltiples influencers utilizaban el hashtag para describir al futuro presidente que deseaban que tuviera Rumania y, mientras no mencionaban ningún candidato en específico, describieron ‘olas de comentarios’ nombrando y apoyando a Georgescu bajo estos videos (Ings, 2025).

Por otro lado, se identificó una red durmiente de miles de cuentas falsas en Tik Tok que se activaron previamente a las elecciones para promocionar el contenido de Georgescu en la plataforma social (Ings, 2025). En el caso del hashtag “stability and integrity” se utilizaban estas cuentas falsas para comentar bajo estos videos y otros relacionados a las elecciones rumanas el nombre Georgescu y promocionar su plataforma política. Al hablar con la BBC, un portavoz de Tik Tok afirmó que durante la campañas electorales en noviembre de 2024 y en los días previos a las elecciones bloquearon millones de intentos de interacciones falsas, eliminaron miles de cuentas falsas, evitaron la creación de cuentas que suplanten la identidad de otros candidatos políticos, entre otras acciones (Ings, 2025). A pesar de no haber evidencias concretas de la procedencia de estas cuentas falsas, los servicios de inteligencia rumana concluyeron que eran tácticas típicas de un actor estatal y sospecharon de la intervención de Rusia (Caraballo, 2024).

De acuerdo con la ley rumana si se anulan las elecciones, los comicios se deberían dar nuevamente el segundo domingo después de la fecha de anulación. Sin embargo, el Tribunal Constitucional consideró juicioso repetir todo el proceso electoral, incluida la campaña electoral, ya que la injerencia extranjera había afectado más allá del propio día de las elecciones (BBC News Mundo, 2024). Por lo tanto, antes de repetir las elecciones anuladas se daría la cantidad de tiempo suficiente para que los candidatos realicen sus campañas nuevamente. De esta forma a mediados de enero se anunciaron las nuevas fechas de las elecciones: la primera ronda el domingo 4 de mayo y, en caso de ser necesaria, una segunda ronda el domingo 18 de mayo.

Con el proceso oficialmente reiniciado los candidatos debían registrarse como candidatos oficiales nuevamente. Cuando Georgescu se dirigía a registrarse para las nuevas elecciones, el 26 de febrero de 2025, fue detenido por la policía y acusado de varios delitos. Dentro de los cargos se incluía incitación contra el orden constitucional, promocionar información falsa y la formación de una organización con características ‘fascista, racista o xenófobas’ (Kirby & Barbu, 2025a). Por supuesto, él negó la veracidad de todos los cargos y acusó a las autoridades rumanas de estar inventando evidencia para impedir que gane las nuevas elecciones, así como invalidaron su primera victoria (Kirby & Barbu, 2025a).

La Corte Constitucional realizó su investigación y decretó en los primeros días de marzo que la candidatura de Georgescu no cumplía con las ‘condiciones de legalidad’ ya que había violado la ‘obligación de defender la democracia’. Georgescu apeló el decreto pero la Corte mantuvo su fallo inicial con una decisión unánime. Por lo tanto se prohibió la participación de Calin Georgescu como candidato electoral para las elecciones de mayo (Rainsford & Gozzi, 2025).

Aún hay mucha incertidumbre rondando la anulación de las elecciones de diciembre, el gobierno aún no ha provisto públicamente evidencia concreta de la sospechada injerencia extranjera y múltiples investigaciones al respecto se llevan a cabo en las altas cortes en Rumania y en la Unión Europea sobre la posible responsabilidad de Rusia y los fallos de Tik Tok en prevenir dicho accionar (Ings, 2025). La nación se ve dividida, mientras muchos se preocupan por como Rusia pudo haber afectado sus elecciones, otros protestan contra la prohibición de candidatos e investigaciones sin fundamentación concreta. En medio de este clima político tenso toma lugar la primera ronda de las elecciones presidenciales el 4 de mayo de 2025.

Dentro de los candidatos registrados se encontraba George Simion, el auto-declarado ‘heredero político’ de Calin Georgescu, con el apoyo del partido Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR) de extrema derecha y el apoyo del Partido de los Jóvenes (Infobae, 2025a). Aunque su ideología no era tan pro-rusa como su predecesor igualmente se encuentra en el mismo extremo: ultraderechista y ultranacionalista, reprochando el apoyo financiero dado por Rumania a Ucrania, admirador de Trump y extremadamente anti-europeo. Simion había participado en la primera vuelta en diciembre de 2024 pero no había obtenido un porcentaje significativo de votos, solamente un 13%. Cuando Georgescu fue inhabilitado a presentarse Simion dio un paso adelante para suplantarlo y recibió el apoyo de Georgescu, agregando así a su base electoral los votantes del pro-ruso (Kirby & Barbu, 2025b).

El 4 de mayo más de 9 millones de rumanos votaron, representando solamente el 53% de la población habilitada para votar en las elecciones presidenciales, y no hubo un ganador absoluto. George Simion utilizó la frustración pública por la anulación de las elecciones previas para conseguir el voto mayoritario, un 40,7% (Kirby & Barbu, 2025b). Al no llegar a una mayoría absoluta se procedería a una segunda ronda y se enfrentaría al segundo candidato más votado.

El segundo puesto en la primera ronda fue un puesto peleado. Por un lado, Nicusor Dan. El antiguo alcalde de la capital Bucarest se presentó como un candidato independiente con el apoyo del Partido del Movimiento Popular y Fuerza de la Derecha, ubicado en la centro-derecha del espectro político con una ideología pro-europea, proponiendo la continuación de Rumania en sus relaciones con la Unión Europea y su apoyo a Ucrania en su guerra contra Rusia. Por otro lado, Crin Antonescu. Antiguo presidente del senado y presidente interino de Rumania en 2012 también se presentó como un candidato independiente pero con el apoyo de un coalición de la cuál formaron parte múltiples partidos. Su propuesta gubernamental también seguía líneas pro-occidentales, aunque durante su tiempo como presidente interino realizó acciones contrarias a esta ideología.

Ninguno de estos dos candidatos habían participado en las elecciones de diciembre de 2024. En las encuestas previas a las elecciones de mayo ambos intercambiaban el segundo y tercer puesto con diferencias mínimas y así fue como se dio en los resultados de los comicios: con una diferencia de menos de 1% Nicursor Dan quedó en segunda posición, obteniendo el 20,99% de los votos y sobrepasando el 20,07% de los votos obtenidos por Antonescu. Con estos resultados se formó la segunda vuelta de las elecciones, que tomarían lugar una semana después, el domingo 18 de mayo.

Para evitar una repetición de la anulación de los comicios del año previo, las autoridades rumanas había adoptado medidas preventivas para contraatacar cualquier intento de injerencia extranjera o manipulación electoral, dentro de las medidas se incluían cooperación con diversas redes sociales como Tik Tok para asegurarse que todos los candidatos se trataran de forma justa (Infobae, 2025a). Sin embargo, un estudio realizado por Global Witness publicado el 15 de mayo demostró que el algoritmo de Tik Tok promocionaba contenido de extrema derecha por encima de otro contenido político y que esto podría “estar comprometiendo la integridad de las elecciones una vez más” (Jones, 2025).

A pesar de haber dudas sobre la integridad de la primera ronda se pasó a la segunda para definir por una vez las elecciones presidenciales que se arrastraban desde finales del año pasado. De esta forma los rumanos fueron llamados nuevamente para declarar su preferencia entre Georges Simion y Nicursor Dan el domingo 18 de mayo, enfrentando un futuro prooccidental contra una postura regresiva favorable a Moscú. El resultado fue dictado por 11 millones de rumanos, con una asistencia mayor a la primera ronda consiguiendo 64% de los votantes, y el resultado fue inesperado. El ganador con una mayoría de 54% fue Nicursor Dan, decretando que Rumania desea continuar con su ritmo prooccidental (Euronews Rumanía, 2025).

Desgraciadamente esta ronda electoral también se vio severamente afectada por campañas de desinformación. En una acción coordinada los Ministerios rumanos de Asuntos Exteriores, Interior y Defensa advirtieron sobre una campaña viral de desinformación en redes sociales, especialmente Telegram y Tik Tok, que sospechaban se trataba de intentos de interferencia rusa para afectar el resultado de las elecciones (Euronews Rumanía, 2025). Una manifestación de las tácticas de desinformación utilizadas para intentar mover el sentimiento popular hacia un pensamiento anti-ucraniano, y por lo tanto hacia Simion, fue la publicación de un video viral que se sospechada procedencia rusa, donde se afirmaba falsamente que hubo tropas francesas en territorio rumano que se camuflaban con uniformes rumanos para intervenir en las elecciones (Euronews Rumanía, 2025).

Unos de los catálisis de la desinformación posterior a las elecciones fueron las acusaciones de Pavel Durov, fundador de Telegram de procedencia rusa, contra Francia por un supuesto intento de intervenir en las elecciones rumanas. De acuerdo con Durov hubo un país occidental, entendiendo que se refería a Francia, que le pidió silenciar las voces conservadoras en Rumania antes de las elecciones (Euronews Rumanía, 2025). Los servicios secretos franceses por supuesto negaron rotundamente cualquier injerencia en el proceso electoral rumano y clasificaron estas acusaciones como una “maniobra de distracción de las amenazas reales de injerencia”, refiriéndose a Rusia (Jones & Nilsson-Julien, 2025).

Efectivamente no hay evidencias que respalden las acusaciones del fundador de Telegram pero sus palabras igualmente han causado una ola de desinformación en las redes sociales. Un ejemplo fue el falso reportaje publicado en redes sociales que poseía el logo de Euronews, conocido canal informativo que había hecho varias notas sobre las elecciones rumanas, y alegaba que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rumania había enviado una ‘nota de protesta’ al gobierno francés por intentar interferir en las elecciones a través de Telegram, siguiendo las acusaciones de Durov (Jones & Nilsson-Julien, 2025).

A pesar de que las elecciones terminaron, las campañas de desinformación continuaban, y estas no provenían solamente de fuentes extranjeras. George Simion, el candidato de extrema derecha derrotado en la segunda vuelta pero habiendo recibido un significativo 46% de los votos, inicialmente se negó a aceptar la derrota. Él creía que su victoria estaba asegurada, llegando a proclamar que solamente perdería si se realizaban “fraudes masivos” (Infobae, 2025b). Finalmente, el domingo por la noche aceptó los resultados y felicitó a su contrincante. Pero dicha aceptación no duró mucho tiempo ya que el martes siguiente, 20 de mayo, afirmó–sin proveer evidencia alguna–que había ocurrido fraude electoral y una supuesta interferencia de tanto Francia como Moldavia en las elecciones y elevó una petición para una anulación de los comicios como había sucedido en diciembre del año previo (DW, 2025a).

Luego de deliberar la petición presentada por Simion, el jueves 22 de mayo Tribunal Constitucional de Rumania rechazó de forma unánime la solicitud por considerarla infundada y anunciaron la aprobación de la victoria de Nicursor Dan, programado para asumir el día siguiente (DW, 2025b). A pesar del disgusto de Simion, parecería que ha dejado ir el tema.

La crisis electoral en Rumania fue un primer ejemplo de los nuevos desafíos democráticos presentados por la era digital, exponiendo tanto la resiliencia como la flexibilidad de la democracia contemporánea (Pousadela, 2025). El rol que puede tener la desinformación, en especial cuando se tratan de campañas planificadas y organizadas por actores estatales, debería servir a todos los países como una advertencia.

En palabras de Inés Pousadela: Rumania demuestra que “las sofisticadas campañas de desinformación pueden identificarse y contrarrestarse, pero solo mediante instituciones vigilantes, una sociedad civil comprometida y ciudadanos comprometidos con los valores democráticos.” (Pousadela, 2025). Rumania muestra que es importante no quedarse de brazos cruzados sino de actuar decisivamente para proteger el fundamento de la democracia misma.

 

Bibliografía:


 

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